Vivimos en una mar de superproducción descontrolada, donde la diversidad de producto, escapa a la imaginación de la mayoría de los mortales.
Consumimos porque creemos que así somos más felices, pero despierta amigo, solo es una herramienta más para el control de la sociedad. Reyes, dioses, leyenda,,, siempre ha siso formulas para decirnos que es lo que tenernos que hacer y alinearnos a una mismo son.
Nosotros pobres ilusos creemos que hacemos lo que queremos, cuando una y otra vez nos dan aquello que tenemos que creer.
En siglo XXI nuestro Dios es el consumismo nos guiamos y veneramos, al menos una vez en semana, en su templo de los centros comerciales e incluso le rezamos al hacer las cuentas, suplicando un resto, para seguir adorándole aún más.
No se confundan amigos, somos lo que compramos, así nuestra alma quedará limpia al obtener un plasma más grande que el fondo de la pared a mi casa.
Nos alienamos y ellos se benefician controlando nuestro capital y nuestras vidas. ¡ Libre ! Nunca seremos libres, demasiados valiosos para disfrutar de nuestro propio raciocinio.